El año estaba siendo muy bueno, y más si tenemos en cuenta, que tal vez era el equipo con menos calidad, pero en cambio, era, tal vez, el más sólido, podríamos decir que nos costaba muchísimo llegar a la excelencia, pero era realmente complicado que hiciéramos un mal partido, además el eliminar en semifinales al Arsenal, equipo al que nunca habíamos ganado, fue el aldabonazo necesario.
El Cardiff de ese año formaba con un portero de la casa, Owen, que tras una complicada subida al primer equipo, supo esperar un par de años para apropiarse de la portería y no soltarla, dotaba al equipo de una gran seguridad.
En los laterales nos encontrábamos con Lloyd, nunca fue el mejor lateral del mundo, pero era el que más sumaba, seguro en el corte y un gran pasador/centrador. En la derecha actuaba Gardner, el chico para todo, desempeñó todos los puestos en ambas bandas y como chico de la casa que era, siempre lo dio todo, de ahí que fuera uno de los ejemplos a seguir y capitán del equipo.
Los centrales eran Ford y King, dos grandes ingleses. El primero fue todo un currante en su primera época, tras la cual emigró a un grande para intentar subir de nivel, y como varios, Nasri, Mavuba, se fue al Arsenal, pero como vio que no solo no subía si no que no tenía protagonismo volvió para convertirse en el referente que era, seguro al corte y con clase para sacar la pelota jugada. King entró en el equipo de juvenil pero tras medio añito ya subió al equipo y al poco ya era titular por su gran colocación, lo que ayuda bastante a un equipo ofensivo como era el nuestro.
En el centro del campo de centro campista defensivo estaba Gehrardi, puesto de italianos, jejeje, menor en juego que Mavuba, lo que nos costó muchos puntos hasta que se asentó y el equipo se hizo a él, pero fue ganando una gran madurez y habilidad para el pase rápido de contra-ataque. Por delnate de él, uno de los grandes incomprendidos, un portugués todo calidad, pero que nunca terminó de romper, y aún así un grandísimo jugador, ya que visión para desatascar el juego y dar un pase oportuno o de gol nos era fundamental, además como llego el primer año que cogimos el equipo, y subió desde el filial, sirvió como guía y apoyo a los varios portugueses que hubo en el equipo.
Uno de esos portugueses, era Hugo Semedo joven que se estaba desarrollando a un gran ritmo, jugador todo calidad, con gran facilidad para el desborde y gran precisión en el centro y pase, más cómodo en juego rápido y con espacios, su único pero es su poca fiabilidad frente al marco, no se puede tener todo. En la banda izquierda, estaba otro de los chicos de la cantera, Ian Thomas, todo un símbolo, un jugador que había que entenderlo, un caso parecido a Guti, mal defensor y poco dado a correr, pero con el balón en sus pies hacía lo que quería, desatascador, pasador y al que le insistíamos en que tendiera un poco al centro, y que le dejara espacios en la banda para las caídas de Zidan.
Con este nombre entramos en la delantera. Mohammad Zidan, jugador que le empezamos a seguir cuando estaba en el Werder Bremen con 17 años, tras jugar tres años, intentamos ficharlo, pero el Barça pagó 68 millones por él, por lo cual lo dejamos un poco de lado, y más cuando en sus dos primeros años se salió, pero un cambio de entrenador lo relegó al banquillo hasta que fue vendido al Sevilla por más de 50 kilos. El Sevilla le ofreció un contrato por cuatro años, donde jugó de nuevo a un nivel espectacular, ayudando al equipo a dejar de pelear por el descenso a ser un equipo de competiciones europeas, pero el Sevilla no tenía dinero para hacer frente a su renovación, y ahí aparecimos, 27 kilos y un jugador de 27 añitos, coincidencia, para el Cardiff.
Desde el primer momento se mostró como un jugador diferencial, tanto, que el equipo se resentía cuando se iba con su selección a la Copa de África. Una característica fundamental, es que cuanto más se le necesitaba o más importante era el partido siempre aparecía, jugador de pocos goles en partidos fáciles, máximo goleador en partidos complicados o importantes.
El otro delantero era Peter Van Roosmalen, un tulipán que seguía la estela de delanteros holandeses de gol entre las cejas, lejos del estereotipo de jugador don clase, del estilo de Hasselbaink o Van Nistelrooy. Su fichaje fue caro y controvertido, ya que lo fichamos siendo juvenil por cerca de 5 millones y tardó en entrar plenamente en el equipo, dejaba constancia de su calidad de muy de vez en cuando, pero el tiempo nos dio la razón.
Continuará
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